jueves, 19 de septiembre de 2019

"Los Boggio", por Rolando Goyaud


Pompeo Boggio (10-4-1880 / 23-6-1938) nació en Turín, Italia, se bnaturalizó argentino y se radicó en Ituzaingó.
Estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y en la Sociedad Estímulo De la Cárcova, Della Valle y Giúdici y también en Francia, Italia y España, obteniendo premios internacionales.
En 1906 dirigió en Chivilcoy la Academia de Dibujo y Pintura “De la Cárcova”, creada por la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, donde durante más de treinta años enseñó gratuitamente.
Fue profesor en los colegios nacionales Mariano Moreno y Bartolomé Mitre y en la Academia Nacional de Bellas Artes.


En las primeras décadas del siglo XX fue uno de los primeros en pintar paisajes, escenas y costumbres rurales del noroeste argentino.
En 1911 presentó en el Salón Nacional “Tipos quichuas de la quebrada de Humahuaca” que obtuvo el primer premio y que se conserva en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Expuso en la Exposición Internacional de San Francisco, California, donde fue premiada su obra “Así cantando y bailando chichita me voy ganando”.
Sus obras se encuentran en el Museo Nacional Juan B. Castagnino de Rosario y en el Provincial de Córdoba.
Fue jurado en los concursos de dibujo y pintura de la Agrupación Artística Chivilcoy.
Reconocido por autoridades y vecinos, llevan su nombre la Biblioteca de la Academia de la Cárcova y el Museo de Artes Plásticas de Chivilcoy.
En la década de 1920 construyó réplicas fieles de complejos funerarios egipcios, conocidos como “las catacumbas de Ituzaingó”, filmados por el Museo C.C. de Goyaud y cuya historia y características se publicó en la obra “Ituzaingó al Oeste de Buenos Aires”.
En la oferta de venta de la propiedad en el Archivo Histórico del Museo, la firma Vinelli la denominó “La Quinta de las Esfinges”, especificando que el predio tenía 8.428,50 metros cuadrados y mencionando entre otras “alcoba turca con altos con balcón y decorados con pinturas y tapices turcos, bañadera de nácar, luces indirectas, sala para masajes, garaje para dos coches, departamentos para huéspedes y servidumbre, galería con esculturas bajo relieve, chimenea con morsetes de bronce y hierro forjado, sillón cofre deslizante sobre rieles que descubre el acceso a galerías subterráneas con pinturas egipcias, alcoba egipcia, biblioteca de los dioses, mastaba (tumba) con sarcófago y arcón tallados, reloj egipcio, cortinados, tapices y objetos de valor arqueológico y artístico, esfinges gigantes representando a Osiris y otros dioses.
Esta magnífica obra de arte no puede ser descripta, necesita ser contemplada.
Hay ambientes de estilo gótico, egipcio, romano y turco, obra de los célebres pintores y escultores esposos Boggio, universalmente consagrados”.
A continuación describe el parque, arboleda, piscinas, natatorios,. Jardín, mástil, glorieta, pérgola rosedal, frutales y criadero de aves.
La empresa Vinelli la calificó como joya artística de incalculable valor. Sorprende que la base fue un precio irrisorio $ 35.000, 50% en hipoteca a dos años con el 6% de interés.
Boggio, alto y delgado, de mirada serena y sonrisa tenue se casó con Constanza, escultora quien falleció de tuberculosis luego de un grave accidente automovilístico.
Su esposo retuvo sus facciones en una mascarilla mortuoria de impresionante realismo.
Fueron sus hijos Olimpia y Pompeyo Orus.
Murió el 23 de junio de 1938, inesperadamente dando clase frente a sus alumnos en el Colegio Mariano Moreno.
A 64 años de su muerte, su bisnieto Damián Servidio que vive en Buenos Aires visitó el museo en busca de sus raíces, trajo documentación de Pompeo Boggio y por primera vez dispusimos de su fotografía.
En Europa y en EE.UU. su nombre es recordado, en Argentina reverenciado y en Chivilcoy homenajeado. Ituzaingó aun está en deuda con el mayor artista de la comunidad por lo que su memoria será reconocida con el premio “Personalidad Ilustre Santa Rosa de Ituzaingó 2002”.
Su vida debería ser enseñada en las escuelas, su obra exhibida y el complejo funerario egipcio de Ituzaingó rescatado, restaurado y abierto al público.
Los vecinos esperan que autoridades, fuerzas vivas y obispado, unan esfuerzos para uno de los mayores rescates del patrimonio cultural de la historia del pueblo, que sumado al del Puente Márquez, la apertura de la casa de los Banquero, el lago con pejerreyes y las casonas de Leloir, constituirán polos de atracción turística.
Al observar la fotografía de Pompeo Boggio el lector tendrá la sensación que su mirada enigmática y un poco burlona, los observa desde el fondo sepia de la impresión, mientras que un leve esbozo insinúa una tenue sonrisa.