Pompeo
Boggio (10-4-1880 / 23-6-1938) nació en Turín, Italia, se bnaturalizó argentino
y se radicó en Ituzaingó.
Estudió en
la Academia Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y en la Sociedad Estímulo
De la Cárcova, Della Valle y Giúdici y también en Francia, Italia y España,
obteniendo premios internacionales.
En 1906
dirigió en Chivilcoy la Academia de Dibujo y Pintura “De la Cárcova”, creada
por la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, donde durante más de treinta años
enseñó gratuitamente.
Fue
profesor en los colegios nacionales Mariano Moreno y Bartolomé Mitre y en la
Academia Nacional de Bellas Artes.
En las primeras
décadas del siglo XX fue uno de los primeros en pintar paisajes, escenas y
costumbres rurales del noroeste argentino.
En 1911
presentó en el Salón Nacional “Tipos quichuas de la quebrada de Humahuaca” que
obtuvo el primer premio y que se conserva en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Expuso en
la Exposición Internacional de San Francisco, California, donde fue premiada su
obra “Así cantando y bailando chichita me voy ganando”.
Sus obras
se encuentran en el Museo Nacional Juan B. Castagnino de Rosario y en el
Provincial de Córdoba.
Fue jurado
en los concursos de dibujo y pintura de la Agrupación Artística Chivilcoy.
Reconocido
por autoridades y vecinos, llevan su nombre la Biblioteca de la Academia de la
Cárcova y el Museo de Artes Plásticas de Chivilcoy.
En la
década de 1920 construyó réplicas fieles de complejos funerarios egipcios,
conocidos como “las catacumbas de Ituzaingó”, filmados por el Museo C.C. de
Goyaud y cuya historia y características se publicó en la obra “Ituzaingó al
Oeste de Buenos Aires”.
En la
oferta de venta de la propiedad en el Archivo Histórico del Museo, la firma
Vinelli la denominó “La Quinta de las Esfinges”, especificando que el predio
tenía 8.428,50 metros cuadrados y mencionando entre otras “alcoba turca con
altos con balcón y decorados con pinturas y tapices turcos, bañadera de nácar,
luces indirectas, sala para masajes, garaje para dos coches, departamentos para
huéspedes y servidumbre, galería con esculturas bajo relieve, chimenea con
morsetes de bronce y hierro forjado, sillón cofre deslizante sobre rieles que
descubre el acceso a galerías subterráneas con pinturas egipcias, alcoba
egipcia, biblioteca de los dioses, mastaba (tumba) con sarcófago y arcón
tallados, reloj egipcio, cortinados, tapices y objetos de valor arqueológico y
artístico, esfinges gigantes representando a Osiris y otros dioses.
Esta
magnífica obra de arte no puede ser descripta, necesita ser contemplada.
Hay
ambientes de estilo gótico, egipcio, romano y turco, obra de los célebres
pintores y escultores esposos Boggio, universalmente consagrados”.
A
continuación describe el parque, arboleda, piscinas, natatorios,. Jardín,
mástil, glorieta, pérgola rosedal, frutales y criadero de aves.
La empresa
Vinelli la calificó como joya artística de incalculable valor. Sorprende que la
base fue un precio irrisorio $ 35.000, 50% en hipoteca a dos años con el 6% de
interés.
Boggio,
alto y delgado, de mirada serena y sonrisa tenue se casó con Constanza,
escultora quien falleció de tuberculosis luego de un grave accidente
automovilístico.
Su esposo
retuvo sus facciones en una mascarilla mortuoria de impresionante realismo.
Fueron sus
hijos Olimpia y Pompeyo Orus.
Murió el 23
de junio de 1938, inesperadamente dando clase frente a sus alumnos en el
Colegio Mariano Moreno.
A 64 años
de su muerte, su bisnieto Damián Servidio que vive en Buenos Aires visitó el
museo en busca de sus raíces, trajo documentación de Pompeo Boggio y por
primera vez dispusimos de su fotografía.
En Europa y
en EE.UU. su nombre es recordado, en Argentina reverenciado y en Chivilcoy
homenajeado. Ituzaingó aun está en deuda con el mayor artista de la comunidad por
lo que su memoria será reconocida con el premio “Personalidad Ilustre Santa
Rosa de Ituzaingó 2002”.
Su vida
debería ser enseñada en las escuelas, su obra exhibida y el complejo funerario
egipcio de Ituzaingó rescatado, restaurado y abierto al público.
Los vecinos
esperan que autoridades, fuerzas vivas y obispado, unan esfuerzos para uno de
los mayores rescates del patrimonio cultural de la historia del pueblo, que
sumado al del Puente Márquez, la apertura de la casa de los Banquero, el lago
con pejerreyes y las casonas de Leloir, constituirán polos de atracción
turística.
Al observar
la fotografía de Pompeo Boggio el lector tendrá la sensación que su mirada
enigmática y un poco burlona, los observa desde el fondo sepia de la impresión,
mientras que un leve esbozo insinúa una tenue sonrisa.