jueves, 19 de septiembre de 2019

RÉPLICAS DE MARAVILLAS EGIPCIAS EN ITUZAINGÓ


Pompeo Boggio, pintor y escultor murió en 1938 y sufrió en seguida el peso de un silencio muy semejante al del olvido total, pues, no obstante la importante pero escasa obra realizada por él, no se recuerda justicieramente. Solo una vez que conocemos le fue rendido el homenaje de grupo de amigos y ex alumnos de la Academia de Bellas Artes de Chivilcoy, colocando una placa en el sepulcro que guarda sus restos en el cementerio de Morón.


En Ituzaingó no debería dejarse de lado su obra magnífica de la casa que se construyó en lugar entonces semidesierto –calle Martín Rodríguez y Laprida, hoy- para residencia a poco de haberse casado y donde nacieron sus hijos, hoy casados y alejados de aquí desde hace mucho.(1)


La tal casona aun en pie –pero con deterioros por la acción del tiempo y tal vez el uso inadecuado de ciertos ambientes y subterráneos simulando tumbas egipcias con pinturas y escrituras- podría ser restaurada, la obra ejecutada por el gran maestro Boggio y ampliada con lo que no alcanzó a realizar porque tronchó su vida la muerte.(2)



Quizás hubiera sido ella para un museo, al igual que con desprendimiento han hecho muchos genios de las artes entre nosotros, por ejemplo Francisco Ramoneda –ex alumno de Boggio- que en la Quebrada de Humahuaca nos dejara un museo completo de pintura y artesanía popular indígena.
Al decir del gran crítico y escritor  José León Pagano, Pompeo Boggio redujo a breves líneas su propia biografía pictórica. Esto es cierto. Nació en Turín, muy joven se radicó en nuestro país y más tarde se nacionalizó. Estudió en la Academia de la Sociedad Estímulo Cárcova, luego viajó a Europa: Italia, Francia, España. Fueron sus profesores: Della Valle, Giudici y de regreso inicia su labor aquí, abre el camino –año 1911- hacia Jujuy para producir una obra de carácter: “Tipos quichuas de la Quebrada de Humahuaca”.(3)

Detalles de una alcoba egipcia, construida en la galería subterránea.
Los faraones y la cabeza de esfinge son obras del escultor.


En este óleo dice el mismo crítico tan afirmativo, pone Boggio de manifiesto condiciones de observación y de análisis nada comunes. Bien compuesto, pintado con vigor sostenido, mereció la máxima recompensa en el Salón Nacional de 1912 y a la sazón, medalla de plata en la “Exposición Internacional de San Francisco” de California.

Galería subterránea que a partir de los fondos de la casa lleva a una "mastaba" y que desde el sepulcro va a la parte superior de la construcción.


Luego produjo poco pues lo absorbió la enseñanza y sacrificó a ella, amén de la obra de su casa descripta, su fervor productivo para exponer.

Comedor gótico italiano (siglo XIII), compuesto íntegramente a mano con raíz de roble por el señor Boggio. El armario ocupa todo el muro.



Fue profesor de la Academia de Bellas Artes y en los Colegios Nacionales “Mariano Moreno” y “Bartolomé Mitre”. Durante más de treinta años dictó clases en la Academia “Ernesto de la Cárcova” de Chivilcoy, fue director de ésta.(4)

Detalle del sepulcro o "mastaba". Pectoral tallado en madera con instrumentos similares a los que empleaban los famosos tallistas de la Edad Media.


Visto todo esto con ojos del pasado cerramos con pena del olvido, la semblanza de este silencioso obrero del arte para una historia… tal vez.

Juan Guercio, para el periódico  “Noticias Nuestras” de Ituzaingó.


Notas del autor de este libro:
(1) Fue comenzada a construir en 1914 sobre un terreno de 8600 m2.
(2) Sus hijos herederos la vendieron en 1943. Posteriormente tuvo varios dueños que la fueron deteriorando. Lo que resta con valor arqueológico no es accesible al público.
(3) Esta obra fue Primer Premio Adquisición en el Salón Nacional de año 1912 (2000 m/n suma importante en la época).
(4) Viajaba a esta los sábados y regresaba el domingo sin percibir, por propia voluntad, honorario alguno.